
En Sintonía con María
AL LECTOR
Hermano o hermana, imagino que no rechazarás la invitación a visitar una magnífica basílica, uno de tantos templos dedicados en el curso de los siglos cristianos a María Madre de Jesús.
Tú debes contemplar, conocer y saborear las bellezas de ese templo. Y recibir el impacto de su fascinación.
Permíteme solamente acompañarte en la visita a través del recorrido del pórtico a las naves, al presbiterio, al ábside…
Te sugeriré de vez en cuando, con discreción, algún pensamiento, algún comentario, alguna invitación para que puedas vivir cuanto contemplas.
Nuestro Verdadero guía es un Santo –pronto lo conocerás– a quien se debe la construcción de este templo en honor de la Virgen. El te conducirá paso a paso con verdadera pedagogía espiritual a través de todo el templo hasta el altar, donde se levanta la cruz de Jesucristo y se celebra su misterio pascual. Allí mismo te mostrará la imagen de María, que campea sobre el ábside, que ora por la comunidad de sus hijos y los atrae para que pronuncien definitivamente el «sí» de la fe-entrega a Cristo.
Proseguirás tu camino del templo a la vida. Pero habrás logrado aprender un secreto, que se traducirá en compromiso permanente: sintonizar con la Virgen fiel, dejarte conquistar por la armonía que emana de sus ejemplos evangélicos, vivir «en la longitud de onda de María», para experimentar el amor misericordioso del Padre, crecer en la comunión con el único Salvador Jesucristo, caminar en la docilidad al Espíritu Santo.
Te deseo que el descubrimiento de María florezca en un encuentro más íntimo con Cristo y en un compromiso responsable con la Iglesia y con los hermanos.
No te reserves para ti este secreto de vida. Cataliza la luz que recibes, amplifica la onda sonora que vas captando, irradia el amor que Dios derrama sobre ti como sobre María y por medio de Ella.
El mundo lo necesita como nunca.