Uno de los méritos originales de san Luis María de Montfort, resaltado por R. Laurentin, consiste en el haber superado el lenguaje centrado en María, común en su tiempo, en favor de una reconversión centrada en Dios: «Hecho histórico importante es que Grignion de Montfort –heredero de la corriente de los esclavos de María empezada en España a fines del siglo XVI (1595) y difundida en todas partes en menos de medio siglo– ha realizado una revolución en el vocabulario de sus predecesores, orientando explícita, formal y deliberadamente esta consagración a Cristo y a Dios sólo» (Dios mi ternura, Ediciones Monfortianas, 1985).
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