Historia del Tratado
El manuscrito tiene su historia y es posible hacerle hablar. Igualmente, la forma en que lo han editado muestra cómo se lo ha comprendido en épocas diferentes.
- LO QUE SE PUEDE DECIR DEL MANUSCRITO
1. Su descubrimiento
El 22 de Abril de 1842, el P. Pedro Rautureau, monfortiano, bibliotecario de la casa del Espíritu Santo en San Lorenzo del Sèvre, descubrió un manuscrito que llamó su atención. Lo tomó y no tardó es descubrir en él la escritura del P. de Montfort. El P. Dalin, superior general, identificó la escritura como la del fundador y, tras informarse del contenido, declaró a la comunidad: «¡Hemos encontrado un tesoro!».
Tenía razón. ¿Cómo pudo un tesoro así permanecer en el olvido durante más de un siglo? Por razones que ignoramos, el P. de Montfort no lo hizo editar, dado que su intención al escribirlo era ciertamente la de entregarlo al público (ver VD 112).
¿Porque los primeros sucesores de Montfort no realizaron su proyecto?. No tenemos respuesta alguna a esta pregunta. Pero la historia demuestra que no fué por olvido o falta de cariño al aspecto mariano de la espiritualidad monfortiana: han sido fieles en conservar el sitio de María en sus misiones, y, en cuanto a las Hijas de la Sabiduría, María Luisa hubiera sido la última en renunciar a esa herencia. De todos modos, durante la revolución francesa, el manuscrito junto con otros objetos que deseaban preservar de una destrucción posible, fue confiado a unos agricultores de los alrededores, que enterraron los baúles que les entregaron. Esto da cierto sabor de profecía de futuro a este texto de Montfort: «Preveo claramente que muchas bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo, o sepultar al menos, estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre a fin de que no sea publicado» (VD 114).
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