El Testamento Luis María Grignion de Montfort
Presentación
La víspera de su muerte en San Lorenzo, san Luis María dictó su testamento al Padre Mulot, a quien nombró sucesor, como Superior General de la Compañía de María. Le quedaban muy pocas cosas: algunos libros, banderas y otros objetos que empleaba en sus misiones y un poco de dinero. Dejó también instrucciones concernientes a los bienes que le habían ofrecido para la Compañía de María. Su Testamento hace también la reseña de algunos Hermanos que le habían acompañado en las misiones.
TESTAMENTO
Yo, el infrascrito, el mayor de los pecadores, quiero que mi cuerpo sea enterrado en el cementerio, y mi corazón, bajo la tarima del altar de la santísima Virgen.
Pongo en manos del Sr. Obispo de la Rochelle y del Sr. Mulot mis pobres muebles y libros de misión, a fin de que los guarden para uso de mis cuatro hermanos, unidos a mí en la obediencia y la pobreza –a saber: el Hno. Nicolás de Poitiers, el Hno. Felipe de Nantes, el Hno. Luis de La Rochelle y el Hno. Gabriel, que está conmigo–, mientras perseveren en renovar anualmente sus votos, y también para uso de aquellos a quienes la divina Providencia llame a la comunidad del Espíritu santo.
Dejo todas mis estatuas del calvario –incluida la cruz– a la casa de Hermanas de Incurables de Nantes. No tengo dinero propio. Pero hay 135 libras, que pertenecen a Nicolás de Poitiers para pagar su pensión cuando haya terminado su tiempo.
El Sr. Mulot dará de la caja de la misión diez escudos a santiago, otros diez a Juan y diez a Maturín si quieren retirarse y no emitir sus votos de pobreza y obediencia. Si queda algo más en la caja, el Sr. Mulot, como buen padre, lo empleará para el uso de los hermanos y para el suyo propio.
Dado que la casa de La Rochelle volverá a sus herederos naturales, no quedará para la comunidad del Espíritu santo sino la casa de Vouvant, dada por contrato por la Sra. de La Brulerie. El Sr. Mulot dará cumplimiento a sus cláusulas. Quedan dos fanegas de tierra, regaladas por la señora del lugarteniente de Vouvant, y una casita, dada por una buena mujer con la condición de que, si no se puede construir, permanezcan en ella los hermanos de la comunidad del Espíritu santo para dar escuela gratuita.
Doy tres de mis estandartes a Nuestra Señora de toda Paciencia, en la Seguinière, y los otros cuatro a Nuestra Señora de la Victoria, en la Garnache. Y a cada una de las parroquias del Aunís que persevere en la recitación del rosario, una de las banderas del santo rosario.
Dejo al Sr. Bourhis los seis volúmenes de los Sermones de la Volpillière, y al Sr. Clisson, los cuatro volúmenes de los Catecismos a los campesinos.
Si se debe algo al impresor, se le pagará de la caja de la misión. Si sobra algo, habrá que devolver al Sr. Vatel lo que le pertenece, si el Sr. Obispo lo juzga oportuno.
Éstas son mis últimas voluntades. Que el Sr. Mulot hará ejecutar, en virtud del pleno poder que le confiero de disponer como mejor le parezca en favor de la comunidad del Espíritu santo, de las casullas, cálices y ornamentos de iglesia y misión.
Dado en la misión de San Lorenzo, el 27 de abril de 1716.
Todo el mobiliario que hay en Nantes queda a uso de las hermanas que enseñan en la escuela, mientras ésta subsista.
Luis María de Montfort Grignion.
F. Rougeou, deán de San Lorenzo.
Triault, sacerdote, vicario.