
Vivamos la Palabra en Comunión con María
«La devoción real y auténtica a María, expresada en una oración llena de confianza en Ella, nos permite calibrar hasta qué punto hemos logrado penetrar efectivamente, más allá de una fe genérica, en la realidad concreta tal como la contempla la fe cristiana.»
K. Rahner
PREMISA
Una de las características –quizás la más significativa– de la espiritualidad de nuestro tiempo es el regreso en masa a la Palabra de Dios. La Escritura ha dejado de ser un texto sellado. Ahora es el libro de la fe del Pueblo de Dios.
Los fieles de toda condición están hambrientos y sedientos de la Palabra de Dios. Vuelven a la mente, palpitantes de emoción, las palabras de Amós: «Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que enviaré al país: no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios» (Am 8,11).
La Iglesia misma tiene como fundamento perenne la Palabra de Dios y de ella debe sacar inspiración. «La necesidad de una impronta bíblica en toda forma de culto es, sentida hoy como un postulado general de la piedad cristiana… El culto a la Santísima Virgen no puede quedar fuera de esta dirección tomada por la piedad cristiana; al contrario, debe inspirarse particularmente en ella para lograr nuevo vigor y ayuda segura (MC 30).