El Secreto de María
Para que yo descubra este secreto
(1) Alma predestinada, pongo en tus manos un secreto que me ha enseñado el Altísimo y que no he podido encontrar en libro alguno antiguo ni moderno. Te lo entrego con la ayuda del Espíritu santo, pero con estas condiciones:
1- Que no lo reveles sino a las personas que lo merezcan por sus oraciones, limosnas, mortificaciones, persecuciones y celo por la salvación de las almas, y desapego total;
2- Que te empeñes en vivirlo para santificarte y salvarte. Porque la eficacia de este secreto corresponde al uso que se hace de él. ¡Cuidado con cruzarte de brazos! Pues mi secreto se convertirá en veneno y vendrá a ser tu condenación;
3- Que diariamente des gracias a Dios por haberte revelado este secreto, que no merecías conocer. Al principio lo apreciaras sólo imperfectamente, dada la multitud y gravedad de tus pecados y el oculto apego que tienes a ti misma. Con el tiempo, a medida que lo vayas poniendo en práctica en la actividad de cada día, comprenderás su precio y excelencia.
(2) Pero, antes de satisfacer tu natural v precipitado afán de conocer la verdad, recita devotamente, de rodillas, el «Salve, del mar Estrella» y el «Ven, Creador, Espíritu amoroso», a fin de alcanzar de Dios la gracia de comprender y saborear este divino misterio.
Teniendo poco tiempo, yo para escribir y tú para leer, te lo diré todo en resumen.